Cefaleas y migrañas

Las migrañas o cefaleas (dolor de cabeza) son el primer motivo de consulta por causa neurológica, de hecho, entre el 50 y 60% de la población lo presenta con mayor o menor frecuencia. Algunos de los factores que pueden influir en su aparición son el estrés, hormonas, ciertos alimentos y alteraciones del sueño. El 13% de la población padece migrañas y el 20% de éstas pueden asociar “aura”, es decir, alteraciones visuales, sensitivas o del lenguaje que normalmente anteceden a la crisis de dolor.

Pero no todo dolor de cabeza es una migraña, por ello es muy importante la valoración del especialista para definir concretamente el tipo de cefalea pues, en función del “apellido” que se le ponga, el tratamiento será uno u otro. También será necesario identificar aquellos casos de inicio brusco e intenso acompañado por otros signos de alarma (focalidad, fiebre, convulsiones,…) que deben ser valorados de forma urgente.

Por desgracia, la mayoría de la población aborda la cefalea con la toma frecuente de antinflamatorios, lo cual ha demostrado su ineficacia, siendo incluso en ocasiones perjudicial. La Agencia Europea del Medicamento ha alertado recientemente sobre los efectos cardiovasculares y digestivos en la toma crónica de antinflamatorios (ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco,…) generalmente administrados sin prescripción médica.

La pregunta que nos podemos hacer es ¿qué papel juegan las “Unidades del dolor” en el tratamiento de las cefaleas? Y la respuesta nos puede sorprender, pues dichas unidades han desarrollado, en los últimos años, múltiples tratamientos intervencionistas en los que por medio de una inyección o radiofrecuencia pueden resolver o mejorar muchos de estos dolores.

En la migraña, la infiltración de toxina en 30 puntos específicos del cuero cabelludo y cuello puede ayudar a disminuir el número de crisis y su intensidad. En otras ocasiones, el origen del dolor son contracturas musculares en la región del cuello (cefalea cervicogénica); estos pacientes se pueden beneficiar de infiltraciones guiadas con ecografía en dichos músculos.

El “latigazo cervical”, que se origina en los accidentes de automóvil por alcance, pueden ser tratados de forma efectiva con radiofrecuencia (lesión térmica producida por medio de una aguja) sobre nervios específicos de las articulaciones de la columna cervical. Esto también es útil en la artrosis cervical o síndrome facetario.

La neuralgia del trigémino (episodios de dolor lancinante hemifacial que cursa en modo de crisis breves pero muy incapacitantes) es uno de los dolores más intensos que se conocen y afecta en gran medida a la calidad de vida. Esta patología se puede tratar con radiofrecuencia del ganglio de Gasser, donde se origina el nervio afectado (trigémino), logrando el alivio del dolor en el 80% de los casos.

Otros tipos de cefaleas, como la neuralgia occipital o la cefalea en racimos también pueden ser tratados con radiofrecuencia del ganglio esfenopalatino o con la colocación de cables en la región del dolor (neuromodulación).

En conclusión, la “Unidad del Dolor” juega un papel primordial en el tratamiento de las cefaleas con tratamientos mínimamente invasivos con un alto porcentaje de alivio y una baja tasa de complicaciones.

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